La soledad, Don Johnston y yo

Así culminaba un texto que escribí sobre la película “Flores Rotas” de Jim Jarmusch:

“Esta película ganadora del Festival de Cannes es valiosa por su sencillez y porque sus imágenes y efectos no son excesivos. No pretenden alborotarnos con sobreactuaciones ni escenarios deslumbrantes. Así como en la realidad, Flores Rotas nos dice que la soledad es también estar en el calor de una cama con el cuerpo desnudo y una rubia al lado o sentarse frente al computador durante horas y olvidar que el amor pudo acostarse con nosotros y haberse ido por la misma puerta por donde entró.”

Soundtrack

Opté por no colocar la crítica porque simplemente me pareció que ella carecía de algo. Me pasé días enteros tratando de hallar esa esencia que quería para una verdadera crítica y nada de nada.

Al verme algo frustrada, me decidí a escribir un resumen de lo que ha sido mi vida luego de la película. Con ello, mi intención no es decirles que ella haya modificado en algo.

Cuando tenga cuarenta o cincuenta, ¿seré como Don Johnston? ¿Seré una solterona? ¿Viviré sola en un bonito apartamento? ¿Estaré pegada a la tele o a la computadora viendo las historias de otros mientras mi propia vida me abandona?

Don Johnston era todo un Don Juan, pero como todo solitario tenía la excelente compañía de un muy buen amigo y vecino: Winston.

Winston-sí como los cigarrillos- es un hombre de ascendencia etíope y tiene cinco hijos además de una maravillosa esposa. Don es su contrario perfecto, porque no es padre de familia y vive de las rentas que su prodigiosa carrera de sistemas le generó.

Una carta, de esas que modifican sustancias, transforman situaciones y casi siempre las condensan, llega a las manos de Don. En ella una de sus ex amantes (la remitente es anónima) le dice que tuvo un hijo suyo y que este joven de unos 19 años ha ido en su búsqueda.

Winston, quien tenía una profunda afición por los casos de detectives e investigaciones (lo que llamaríamos un Sherlock Holmes africano), anima a Johnston a salir de viaje para hallar a la amante autora de la carta.

Es un viaje duro, muy duro, pero lo sobresaliente del filme es que Murray, a quien normalmente he visto películas de humor, dota a su personaje de cierta alegría nostálgica (o melancólica) como diría mi hermana.

Esa frasecita suelta me ha dado vueltas en la cabeza como una mosca a un pastel. Es imposible despegar la tristeza de la alegría o el recuerdo de la felicidad, lo antagónico está más que unido y el paquete viene más que completo si es un ser humano.

Cuando camino por el centro de la ciudad me quedo pensando en que si algún día seré como Don Johnston, una versión femenina del ‘don juan’ que todos conocemos, el típico bacancito del barrio, el galán del cole, el que en una fiesta siempre se sale con la suya.

Cuando vi a Don Johnston frente a la tumba de una de sus amantes, lo vi partirse y llorar. Reconocí en ese llanto al desconsuelo que a veces me entierra en una fosa a mí también, es como si te asfixiaras del puro aire. No sé explicarlo bien, es algo raro. Porque luego uno se acuerda de los amantes ocasionales y escucha sus susurros, sus palabras y recuerda lo bien que se siente estar allí echado, con alguien sobre quien recostarse.

Entonces, mientras espero en Tacna el micro, pienso que soy Don Johnston y que el fin de semana sabrá darme un amante y que yo misma me encargaré de enseñarle la puerta de salida.

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Ficha:
–Vea el trailer
-Página Oficial: http://www.brokenflowersmovie.com/
-Cartelera:
http://www.cineplanet.com.pe/
–Crítica de Alberto Servat
–Entrevista a Jim Jarmusch

*Agradecimiento especial a Bruno Ortiz por la ‘ayudita’.

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